Luz vs. oscuridad, noche vs. día, verdad vs. mentira, bien vs.mal, justo vs. injusto, masculino vs. femenino, liberales vs. conservadores, Barça vs. Real Madrid (...); nuestra vida social parece estar hecha de dualidades dicotómicas que conllevan a enfrentamientos.
Cuando chico, pensaba que lo bueno era bueno y lo malo era malo, por que si.
Luego pensé que mi trabajo era era elegir bandos. Pero me di cuenta de que extremos y extremistas tenían más cosas en común que de diferente; y no podían verlo.
Por décadas di por sentado que la gente quería conocer la verdad, y que por eso defendía sus puntos de vista afanosamente, pero no es así.
La mayoría de las personas no quieren conocer o construir una verdad unificadora que nos traiga entendimiento y acuerdo, quieren imponer sus creencias, por eso se enfrentan.
Lo que ocurre a nivel universal, geológico, político y social es un reflejo de nuestras emociones, todo.
Las dualidades que ocurren en niveles superiores al nuestro se nos presentan como enfrentamientos naturales, dogmáticos; mientra más alto es el nivel, más intensa y primitivo el enfrentamiento.
Si yo te hablo de aborto, verás como inmediatamente se te crispan los nerviciios en caso de que yo afirme una postura diferente a la tuya; levantaré tus defensas, activaré circuitos neuronales de defensa y comenzarás incluso a cuestionar todo lo que escribo.
Para muchas personas identificadas con sus bandos, no hay elección, no hay discernimiento; es matar o morir, ellos vs nosotros. Lo que detona el enfrentamiento es el mecanismo de supervivencia del ego, que funciona a base de jucios e identifica las posturas contrarias como potenciales amenazas para su preservación.
La confrontación viene del temor: Temor por dejarse infiltrar por la mentira, temor por estar fuera de la protección de la verdad, temor a estar equivocado, en el lugar equivocado, esperando a las deidades / líderes / maestros equivocados, etc.
El enfrentamiento es la manera que tiene el novicio de conectar con la dualidad, pero no es ni la única ni la más productiva.
Quién no se ha dedicado a desarrollar su inteligencia emocional no puede separar la dualidad del enfrentamiento y por ende, se la vive, se ofende, se enardece, se defiende, milita.
La dualidad es la propia naturaleza de nuestra realidad; son dos fuerzas aparentemente opuestas que se complementan y se autodefinen la una a la otra, por contraste.
Todo lo que ves, ocurre dentro de un ciclo definido por un viaje entre un estado y su opuesto.
Para el ojo novicio, las fuerzas contrapuestas son enemigas y buscan su mutua destrucción; para el ojo más avanzado, lo que buscan es balancearse.
Los lados opuestos son la expresión de una misma realidad: inseparables, complementarios e interdependientes, SIEMPRE.
Todos los polos contrarios de una dualidad se necesitan mutuamente para definir una dimensión de la realidad
Aprender ES transitar ambos extremos y pasar a una dimensión superior.
Trasciende la noción de que tu
Tu ego no eres tu, es un mecanismo de supervivencia.
Nuestra naturaleza es social, nuestro aprendizaje también lo es; fíjate lo mucho que nos necesitamos unos a otros para TODO en la vida. Somos nodos en una red, neuronas en un gran cerebro.
Todas hacemos exactamente lo mismo: generar experiencias; incluso la gente que detestas está haciendo el mismo trabajo que tu: alimentando a un gran cerebro.
Al entender la dualidad como un proceso generador de experiencia y aprendizaje, natural y necesario, abandonarás la necesidad de enfrentarte y las emociones asociadas a ello.
Eres un ser limitado por todos lados: tu cuerpo, mente, creencias, capacidad cognitiva están hechos así; incluso el ser más inteligente del mundo no lo sabe todo.
Debido a esa inherente limitación, la verdad es más un acuerdo social que un estado de las cosas y depende mucho de en qué aspectos te enfocas.
El foco cambia constantemente, cuando juzgas te aferras a una foto de una película que sigue corriendo.
Nuestra naturaleza es colectiva, tipo enjambre; construimos la verdad como las abejas su panal; en equipo, intercambiando y desechando mucha información rápidamente y sin fricción.
Juzgar es lo más parecido a desconectarse del enjambre neuronal que nos define y nos alimenta, aíslarse, creerse autosuficiente y frenar tu evolución.
En última instancia, quién decide si cree o no en algo es tu emoción, y no tu intelecto.
Entonces, ¿Por qué gastar tanta energía en emitir juicios? ¿Por qué arriesgar tanto al aferrarte a tu idea de la verdad? ¿Por qué desgastarte tanto odiando a quién defiende cosas que crees falsas?
Te propongo que dejes de juzgar la información que recibes bajo el criterio de si es cierta o falsa.
Intenta ver la información como música, sonidos o frecuencias que van y vienen. Navega entre todas las realidades individuales con las que contactamos, como quien nada en un rio de ondas, sin juzgar, sin clasificar.
Deja de aferrarte a la verdad como mono a la rama de un árbol; confía en tu estado presente. Imagina toda la energía que ahorrarías si fueras libre del drama de andar juzgándolo todo, herido por la mentiras o falsamente protegido por una verdad siempre obsoleta.
Lo que te sirve y resuena se quedará, lo que no, se irá.
Créeme, lo único importante es que TE LIBERES y restaures tu relación con la naturaleza; MAS NADA. Liberarse es sanar emocionalmente , deshacer todos los rencores y deudas, desmontar los programas que te rigen y acceder a un estado avanzado de consciencia en el que comprendes la verdadera relación entre la emoción y el bienestar.
Esta liberación require mucha concentración y energía.
"Pasé décadas esperando el momento adecuado para entonces dar lo mejor de mi y entonces ser feliz... Pues resulta que la cosa era totalmente al revés"
No temas, no será tu ego el que te lleve a la verdad; ella vendrá a tí, lo quieras o no, tarde o temprano, por las buenas o por las malas. Sólo tienes que hacer suficiente silencio... y ésta te será revelada, te lo aseguro.