Para los entusiastas digitales, todo lo que sea trabajo manual y oneroso es "vintage".
Objeto de adoración platónica, lo vintage se nos presenta a los seres de ciudad como algo cada vez más lejano, improbable.
¿Quién tiene tiempo para dedicar horas a hacer algo que terminará enterrado entre millones de contenidos en el feed de RRSS de adictos al eterno flujo de información digital?
Puede que al desestimar lo manual y oneroso estemos siendo víctimas de nuestro ego digital; usa los próximos 4 minutos para entender ...
La evolución psicológica de nuestra raza implica
No es solo la evolución del lenguaje lo que está dejando lo manual (lo oneroso) detrás; existe una tendencia natural de degradar la identidad individual en pro de lo grupal. Eso se ve reflejado primordialmente en el poder individual de autogestionar la calidad de vida.
Las prácticas manuales (pintar, esculpir, escribir, sembrar) se han convertido en terapia porque ayudan a revertir o ralentizar esa tendencia, empoderándote emocionalmente.
Al convertir pensamientos y emociones en algo material, estás creando.
Crear es el acto supremo por excelencia, es manifestar el poder de hacer realidad pensamientos y emociones; es el sentido de tu vida.
Por eso siempre viene acompañado (si te lo propones) de los aprendizajes más profundos, complejos y reveladores.
La terapia creativa es un método autogestionado de auto análisis basado en la generación de piezas manuales, que solo consta de 5 pasos:
Conquista un momento de al menos 30 minutos diarios, suficientemente cómodo y sin interrupciones. Ya per sé, esto es un reto.
Aunque la base para que esto funcione es involucrar la escritura, no te limites a ella; puedes integrarla con otras prácticas creativas manuales:
Terapéutico no significa aburrido, manual no significa inútil; de esto puede salir algo que te cambie la vida; date la oportunidad de dinamitar la pereza y el miedo (son lo mismo) típicos de los seres digitales.
Suspende la autocrítica. Pronto esto será una bendición casi adictiva.
Usa lo que sea que tengas en la mente en el momento; metas, errores, dolores, fallas, aciertos, apegos, amores... lo que sea. Lo importante es ponerte a hacerlo, postergarlo, sin reparo.
Dependiendo de tu desarrollo artístico, el resultado puede ser una obra o un garabato, NO IMPORTA. Esto no es para mostrar tu ego, es para deconstruirlo.
Es recomendable que te hagas de herramientas de calidad, dedicadas a la tarea, que te proporcionen comodidad. Minimiza las excusas.
La práctica diaria te ayudará a pulir tu técnica, eliminar contratiempos circunstanciales y llegar al centro de los temas que tienes por trabajar.
Equivocarse mucho es la clave. No te preocupes si te sale bien o mal, si tienes los recursos apropiados o no, si es lindo o feo, si es poesía o balbuceos.
Es recomendable meditar luego de la práctica manual para poder acceder a un nivel de análisis profundo que te permita identificar tus verdaderos retos.
¿Así de fácil? Pues si... ve, inténtalo y verás, sobre todo si eres un ser digital o muy intelectual.
Cualquier actividad vintage es un viaje: desde el "es que no tengo tiempo", pasando por el "definitivamente hay algo más que te detiene" y terminando en "yo no sabía que sentía esto".
Siempre funciona igual.
Muchos intelectualistas piensan que tienen sus retos ya resueltos por haberlos enfrentado una vez o dos; ellos basan su seguridad personal en conclusiones paradigmáticas que tienden a ser fijas, por eso la idea de la auto revisión y cuestionamiento de los orígenes emocionales de sus teorías les resulta incómoda.
El intelectualismo es solamente un mecanismo de defensa, una de muchas paradas en camino del desarrollo personal.
No es casualidad ni falacia, en mi carrera de 30 años aprendí que lo que más le cuesta a la mayoría de las personas es expresar coherentemente sus pensamientos y, mucho más, sus emociones.
El segundo gran reto es aceptar, afrontar, procesar y superar los bloqueos (excusas y malestares) que encontrarás durante todo el proceso.
Luego es que viene lo bueno: hacer explícitas emociones que habían sido abandonados o suprimidos te ayudará a procesarlos mejor, ahora que tienes más herramientas.
La práctica de creación manual, principalmente la escritura, activa simultáneamente varias áreas de la cognición, conectándolas con la expresión motora. Esto te permite experimentar el acto creativo en toda su extensión y desencadenar procesos intensos de auto revisión y optimización personal.
El invertir tiempo en actividades manuales fuera del río digital te ayuda a desintoxicarte de ese mecanismo de recompensas instantáneas que atontan tu cerebro.
Muchos estudios apuntan que prácticas como la escritura terapéutica ayudan al equilibrio emocional, reducción del estrés y fortalecimiento del sistema inmune.
Proponerte hacerlo de forma sistemática y con propósitos terapéuticos es señal de evolución.
Gestionar y aprovechar el poder emocional no es un derecho, es un lujo.
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