Sencillo: Ellos absorberán cada onza de miedo que generamos, harán suyas partes de ellos, transformándolos en cosas nuevas, raras y poderosas para las que no estaremos preparados.
Ellos tomarán nuestros demonios y los voltearán: lo que más irrelevante creamos, lo harán mas grande, lo que nos ayuda y consuela, a ellos no les servirá, al menos no de la misma forma.
A ellos les tocará usar sus propias herramientas para lidiar con esos fantasmas que si bien los heredaron de nosotros, no son los mismos.
No puedes evitarlo; tus miedos contagian todo ámbito de tu vida, se cuelan en tus conversaciones, definen tus actos y decisiones, se expresan en tu cuerpo, en tus compulsiones, en tu cara, en tu voz... hasta en cómo decides entretenerte y en qué información compartes.
Tus hijos son expertos en absorber eso que piensas que es conspicuo pero que es obvio.
Lo hermoso del asunto es que lo hago con mi hijo:
1 Me pregunto a diario: ¿Qué miedos puedo ir disolviendo antes de que sea demasiado tarde?
2 Converso sobre lo que temo y de qué estoy haciendo para superarlo, con la misma intensidad; le enseño que una cosa es superar y otra es protegerse / esconderse / evitar.
3 En el proceso de contarle a mi hijo sobre mis miedos, me tengo que poner a pensar bien qué le voy a decir pues no quiero transmitirle algo exagerado, o irreal... y luego me doy cuenta de que ¡TODO MIEDO ES EXAGERADO E IRREAL! , eso me ha ayudado un montón.
4 Comparto lo que aprendo (con él y contigo), de manera que les funcione, que sea comprensible y digerible; es decir invierto tiempo y energías en ayudar a otros a superar su miedos; eventualmente ese material le sirve a mi hijo.
5 Conversamos sobre sus miedos, intentando no juzgarlos o minimizarlos... e intentando no entrar en pánico por ver que SUS MIEDOS son cosas que yo mencioné hace algún tiempo y que ya superé ... pero él no (OMG); él se agarró de eso y lo hizo su demonio personal.
Créeme, Es MUY duro ver que le contagiaste a tu hijo un miedo que ya superaste.
6 Acepto la muerte como parte de la vida, no me defiendo, no me escondo, no me miento; no somos inmortales. Es mucho más fácil entregarse que aferrarse.
7 Acepto mis miedos como la parte obscura de los reclamos de mi ego; no es tanto lo que temo por mi vida como lo que temo por las cosas que no podré tener, las comodidades que no podré disfrutar, los viajes que no podré hacer, las opciones que no voy a tener, etc.
• Entregarle herramientas y rezar para que les sirvan en el futuro.
• Ayudarlo a conocer y comunicar su realidad emocional más a fondo.
• Inspirarle el deseo por el estudio del ser
• Entrenarlo para que medite.
Espero que esto sea una razón para dedicarte más tiempo a trabajar tu inteligencia emocional para poder entregarte y aceptar lo que es, lo que ya fue y lo que no será.