En una conversación entre amigos de mi país natal (Venezuela) recordábamos las excentricidades que antes eran celebradas y ahora, por una razón u otra, son impensables.
Recordábamos cuando pasábamos entre decalitros de gaseosas y varias bolsas de chips, el fin de semana entero viendo un maratón de alguna serie; otros rememoraban como si de alguna epopeya se tratase, las hazañas gástricas de quién consumió por juego o apuesta, dosis semi - letales de algún alimento chatarra o bebida alcohólica.
- ¡Recordé una vez que vi en el cine tres películas seguidas! - contaba mientras recordaba que ese día, al llegar a casa, no podía dormir y puse algo de tv mientras comía las sobras de la cena, a pesar de que ya había cenado en el cine una sobredosis de palomitas de maíz, hot dogs y coca cola.
Todos traíamos nuestras propias versiones, mitos y leyendas sobre distintos tipos de excesos. Noté que las risas de mi compañera se alternaban con frecuentes revisiones al celular; no era por trabajo, ni eran mensajes: estaba revisando su feed de instagram; es decir, se estaba entreteniendo mientras nos entreteníamos hablando de entretenimiento.
Reflexionando más tarde al respecto, comprendí que nos hemos hecho unos verdaderos entusiastas y expertos en entretenimiento personal: Hemos hecho de la diversión una ciencia y del entretenimiento un estilo de vida.
-Pero es que, tío!, yo trabajo mucho!, déjate de joder - dirías.
No te agobies, no te pasa sólo a ti. Todos hemos invertido mucho en eso que ahora llamo el binomio Agobio / Entretenimiento; la mayoría de nosotros estamos en uno de dos estados:
¿Quién quiere hacer algo por los demás cuando ya ha pasado la mitad de su día dándolo todo en el trabajo?
Vivía atrapado en una dualidad placer / dolor basada en los hechos externos: o estaba dando mi energía a un empleador o estaba entreteniéndome.
En eso nada supera a las ciudades, aquí dispongo de infinitas formas de aliviar mis penas y sumergirme temporalmente en realidades "lúdicas" que me ayudan a "descansar" y recompensarme por tanto esfuerzo.
Eventualmente, luego de tanta presión en mi vida, mi trabajo y mis relaciones, el entretenimiento se convirtió en un derecho vital, la actividad que le da sentido a la vida cotidiana urbana y que mantiene unida a las familias.
Pero...
¿Qué pasa cuando el premio excepcional se convierte en hábito reglamentario?
Estudios en psicología comportamental han demostrado que si le proporcionas a un ser vivo un mecanismo directo para estimular placenteramente el cerebro, éste entran en un estado de desbalance en el que su mundo entero se convierte en eso: el botón.
El apego al placer es una fuerza poderosa que estamos recién aprendiendo a considerar como fuente de muchos desbalances en nuestras vidas.
Ante tantas malas noticias, la distracción se convierte en el único bastión de libertad que nos queda; aunque paradójicamente ¡también me entretenía mirando noticias!
El entretenimiento se convierte en un problema por dos razones fundamentales:
Cuando el hobby se convierte en un hábito, las causas y consecuencias de tus actos se desdibujan en la cotidianidad.
La distracción sistemática se convierte en un proceso de despersonalización en el que todos los procesos placenteros se relacionan con el contenido de aquello que distrae; eventualmente tu vida entera se convierte en aquello que te distrae.
Esta dualidad Palo-zanahoriesca tiene algo bien particular: Tanto el "Palo" (trabajo, deberes, deudas, compromisos, impuestos) como la "Zanahoria" (placeres, entretenimiento, compras) son estímulos externos.
En pocas palabras, he pasado el 99% de mi vida con mi mente concentrada en algo que no soy yo.
Desde hace años se sabe que enterarse compulsivamente de lo que hacen los demás en las redes sociales puede convertirse en la razón para dejar de hacerlas.
Y en efecto, dejé de hacerlas...
Eventualmente me fuí olvidando de mi mismo: mis emociones, capacidades, talentos y pasiones pasaron a un segundo plano borroso, opaco, lejano. Enfocarme en el exterior hizo que mi personalidad se desvaneciera en vez de fortalecerse.
-Ovio! Eso lo sabemos todos- dirás. Igual no haces mucho al respecto. ¿Cierto?
Mi vida en la ciudad se convirtió en una larga serie de ciclos viciosos que me impedían ver los desechos de mis excesos o efectos no deseados, ni siquiera asociarlos con lo que los originaba:
Los efectos nocivos de trabajar demasiado se diluyen en esas interminables rutinas de entretenimiento; los efectos nocivos de entretenerme demasiado son opacados por el déficit económico que generan, lo cual es resuelto con... trabajo.
Mientras más trabajaba, más perdía habilidades de hacer cualquier cosa ue no fuera trabajo, cosa que me frustraba y me apegaba más a éste, cosa que me angustiaba, pero, atontado de tanta estimulación, no podría verlo; de nuevo, la fuente más barata de estimulación siempre estaba ahí disponible.
Pasé años en los que mi única fuente de placer era el entretenimiento.
Mientras más me aislé del mundo por estar dedicado a mis hábitos, más inseguro y débil me hacía; el romperlos y experimentar nuevas formas de vivir parecía una hazaña imposible.
Eventualmente, entre shock y dulce, mi vida se convirtió en un simple experimento de Skinner .
El problema es que no soy una rata.
Sé que siempre he tenido el derecho de hacer que mi vida lo que quiera;
-Mi vida es el producto de mis derechos individuales!- decía.
Y ¡vaya que los he ejecutado hasta la saciedad!
Me he entretuve tanto que olvidé que hay asuntos tan importantes que no deben ser delegados, y mucho menos a los piratas que tenemos como gobernantes.
Me he entretuve tanto que creía que mi único trabajo es "ir al trabajo" y que mi tiempo libre era ¡TODO para mi!, !mío! (My precious!). La comunidad es un trabajo aburrido de los ayuntamientos; -Total, ¡para eso he pagado impuestos toda mi vida!
Me entretuve tanto que llegúe a concebir mi vida como un eterno ejercicio cíclico de conseguir dinero para proveer a mi familia de lo necesario, y luego entretenerme.
No recuerdo cuando fue que me perdí y comencé a creer que cosas como preservar el ecosistema, ayudar a otros y actividades precidas eran sólo "otro tipo de entretenimiento", una mera cuestión de gustos; (¿te das cuenta de que ahora, TODO parece cuestión de gustos?)
Encontré en la red mucho contenido procedimental sobre cómo concentrarse; todos enfocados en las tareas cotidianas, todos ignorando las bases paradigmáticas de una distracción cultural que se había convertido en mi estilo de vida.
No me sirvieron, yo siempre necesito ir al fondo de las cosas y no me sirven los tips y consejos sin base.
Hice el duro ejercicio de analizar en qué me había estado concentrando durante los últimos 10 años de mi vida... y cómo me había resultado. Me vi concentrado en crisis que nunca terminaban, en soluciones que nunca llegaban, en reformas que inventos e innovaciones que no resolvían los asuntos fundamentales. Pasé mucho tiempo esperando fechas, pagos y eventos que nunca marcaron ninguna diferencia
Entendí que vivir esperando es como morir sin darse cuenta.
Pero yo no quería morir, ni entregarme; me salvó el hecho de ser emprendedor y que mis ingresos nunca fueren fijos, siempre he lidiado con el miedo a no tener, cosa que me hizo más sencillo lidiar con el resto de los miedos.
Me vi en la necesidad de adquirir nuevas habilidades, estudiar, volver a verme como un alumno, un aprendiz y re enfocar mi atención en todos esos procesos que había dejado en espera:
Nada de esto ha pasado de la noche a la mañana porque desintoxicarse rquiere un montón de esfuerzo en solitario; por eso necesito TODAS mis energías y tiempo; no puedo malgastarlos en marathones de Game of Thrones.
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