24octubre
2024

El síndrome del falso científico

Alguien que, incapaz de intentar entender el mundo que le rodea por su cuenta, se escuda en la postura oficialista - cientificista

En una época de incertidumbre fatal, la razón, la veracidad, las evidencias… "La ciencia” pareciera ser lo único real, la salvación ante tanta confusión; el creyente siente que el problema del mundo reside en los magufos, pseudocientíficos y charlatanes que todo lo estropean creyendo, desestabilizando o estafando con tonterías sin base que solo contribuyen al caos y al malestar.

Si aplicas el más mínimo criterio científico a tu conocimiento sobre la ciencia, te darás cuenta de que solamente has estado usando un método, uno de muchos, que en ciencia se llama "validación que expertos", es decir toda tu vida has creído qué "haces ciencia" cuando en realidad solamente estás creyendo en la versión de alguien validado por el oficialismo, proyectada a través de un medio de comunicación.

Tienes una marcada tendencia de hablar de estudios y descubrimientos científicos como si hubieses participado en ellos cuando lo único que has hecho es leer un artículo o ver un documental en un medio de autoridad, hablas de hechos de los que no tienes ningún conocimiento directo como alguien que ha estudiado el campo, gracias a una campaña masiva de marketing científico que se ha convertido en tu realidad qué te ha hecho defender la versión oficial como si fuera sentido común... Y no lo es.

A esto lo llamo yo “el síndrome del falso científico", un eufemismo para referirme a alguien que, reconociendo inconscientemente su incapacidad para abordar el mundo que le rodea por su cuenta, se escuda intelectual y emocionalmente dentro de la postura oficialista.

Hemos sido educados para confiar ciegamente en la superioridad de la racionalidad adulterada, disfrazada de verdad bajo la formalidad y el protocolo de las autoridades, mercenarios disfrazados de científicos y filántropos, sin darnos cuenta de que hace muchas generaciones, la “ciencia”, (cosa que ya siempre hay que poner entre comillas) ha sido secuestrada y mezclada con campañas de marketing de empresas con objetivos muy muy lejanos a lo que pensamos que debería ser el bienestar de la humanidad.

La ciencia es como la comida: es mejor HACERLA que comprarla ya hecha. Conociendo el inmenso poder del dinero y cómo opera nuestra sociedad, Hablar con certeza y superioridad sobre los “estudios” que han hecho los “científicos” de las grandes “instituciones” y publicados en los “medios científicos” más reputados sin tener conocimiento certero acerca de la impecabilidad de dichos estudios es realmente INGENUO, y tu contenido queda como igual de magufo, supersticioso y pseudocientífico que esas cosas que criticas por no tener evidencia científica.

El síndrome del falso científico

Nadie que no tenga acceso a todo el entramado de financiamientos, contratos, trampas, acuerdos secretos y verdaderas motivaciones de los actores del panorama científico puede hablar de “evidencias” ni “pruebas” de NADA.

Hoy por hoy, hacer ciencia es DUDAR, es organizar profesionales para organizar tus propios estudios, es convertir tus creencias en hipótesis y llevarlas por la vía científica hasta sus últimas consecuencias.

La ciencia tradicional se ha convertido en un ejercicio arrogante y parasitario que busca extraer verdades de las entrañas de la naturaleza para violarla, parasitarla y destruirla en pro del egoísmo y arrogancia del poder. Ciencia es Darse cuenta de esto y recuperarla en nuestras manos, los que buscamos un conocimiento integrado, sano y orientado a la promoción de la vida y la inteligencia superior en la humanidad

Lo que caracteriza a esta época estoy por las buenas o por las malas, todos los velos en los que estábamos envueltos se han ido rasgando, dejándonos desnudos frente a una realidad que no conocemos en absoluto porque hemos estado toda la vida dopados de urbanidad, marketing y tecnología.

Nunca ha habido una época tan apropiada para romper esquemas y comenzar a generar todo el conocimiento que nos pertenece de nuevo, desde sus bases, poniendo la narrativa oficial en perspectiva, asumiendo y ponderando el considerable sesgo que le caracteriza.

Esta es la época en la que despertamos y nos damos cuenta de que la ciencia es un derecho de todos y no un privilegio de las empresas y sus empleados.